Liderazgo femenino
caso: Condoray
Hacia
el sur de lima, capital del peru, situado a 145 kilómetros de Lima de se
encuentra la provincia de cañete con sus ricas áreas agrícolas bañadas por un
mar generoso zona habitada por gente que construye su futuro en base al trabajo
dedicado. Como en otras provincia el acceso a la educación es difícil y las
mujeres no pueden insertarse al mercado laboral facilamente.
Una gran aventura
Condoray,
Centro de Formación profesional para la mujer inició en 1963 bajo el impulso
directo de san Josemaría con el objeto de formar personas capaces de impulsar
el desarrollo de la población del valle del Cañete, por ello el centro de
formación Condoray ha asumido el reto de enseñar a la mujer a valerse por si
misma.
Blanca
Ramos, Carmela Aspíllaga y Rosalía Valera llegaron a Cañete el 23 de mayo de
1963 para iniciar esta gran aventura. Primero comenzó con una sencilla “escuela
hogar” que hoy se ha convertido en un Instituto de Educación superior
tecnológico que ha dado acceso a la educación a 10 mil alumnas en sus
diferentes cursos, a lo largo de estos años.
En
1970 se instaló la nueva sede que poco a poco, con la ayuda de muchas personas
ha ido creciendo. En 1972 se creó el Departamento de Promoción Rural y se
iniciaron investigaciones en 40 comunidades campesinas, comenzándose a trabajar
con las primeras promotoras rurales. De este modo se pusieron los fundamentos
de los Programas de Desarrollo Rural de gran alcance que funcionan en la
actualidad.
Cincuenta
años de trabajo constante, la preocupación por cada persona, el servicio, la
solidaridad, la competencia profesional y la formación integral, principios
inspirados en las enseñanzas de san Josemaría, han contribuido a que Condoray
sea hoy una institución líder en la formación integral de la mujer y un
referente en programas de capacitación en el Perú.
La
principal actividad económica del valle del Cañete es la agricultura. Las
condiciones higiénicas del 71,6% de las viviendas son precarias. La vida de las
campesinas de la zona es difícil; es frecuente que desde muy jóvenes tengan la
responsabilidad de sostener el hogar, sacar adelante a sus hijos y hacerse
cargo de los mayores. La formación laboral tampoco ha estado al alcance de
estas mujeres y, aunque el 40% de la población que trabaja es femenina, debido
a la falta de conocimientos para desarrollar bien el trabajo, sólo el 9%
percibe una adecuada remuneración.
Por
eso, el principal objetivo de Condoray, es la promoción humana, social y
espiritual de la mujer rural, a través de una honda tarea formativa, que
impulsa un desarrollo integral y progresivo en la población, a la vez que ayude
a descubrir el valor de su vida y de su trabajo.
Para
lograr esa meta, Condoray promueve diversas actividades y programas de
capacitación para promotoras rurales, tales como alfabetización integral,
educación familiar, capacitación laboral básica, nutrición, higiene y
saneamiento; así como educación para la salud y refrigerios infantiles. Además,
ofrece carreras técnicas con duración de tres años para jóvenes: secretariado
ejecutivo, administración de servicios de hostelería y contabilidad.
Promotoras
Rurales
Las
promotoras rurales desempeñan un papel fundamental en la labor que realiza
Condoray. Son campesinas provenientes de las mismas comunidades que, después de
recibir una conveniente formación personalizada, se dedican a impulsar a otras
mujeres de su entorno a conseguir mejoras educativas, familiares y sociales. A
través de las promotoras, se hace posible la realización de programas estables
de desarrollo de acuerdo a las necesidades de cada lugar. De esa manera, el
trabajo social que se realiza en el centro, adquiere un efecto multiplicador.
Actualmente 56 promotoras rurales trabajan en 18 pueblos del valle de Cañete.
Las
promotoras rurales también han sido motor de una profunda transformación en el
sistema social del valle. La mujer, que por motivos culturales no intervenía ni
tomaba decisiones en la vida de la comunidad, ha asumido actualmente funciones
de liderazgo en su pueblo y ha contribuido a mejorar programas educativos,
familiares y sociales: locales comunales, talleres de costura, cocinas, parques
y ambientes recreativos para los niños, huertos familiares, etc.
Más
de 20,000 campesinas de los pueblos que se atienden, han participado en los
distintos programas de desarrollo rural, y más de 7,000 jóvenes se han
capacitado en las carreras técnicas y cursos de extensión, y trabajan en
empresas locales o en sus propios negocios.
Cefem,
mujeres que hacen empresa
El Cefem ofrece servicios de desarrollo
empresarial para crear una empresa o mejorar la competitividad de los negocios.
Utiliza una moderna metodología de enseñanza que desarrolla habilidades
empresariales e incorpora la experiencia práctica de las microempresarias.
Todos los cursos incluyen programas de desarrollo personal y familiar que
ayudan a las mujeres a realizar su trabajo con calidad y espíritu solidario.
A lo largo de los 50 años de vida que lleva Condoray ha proporcionado
programas educativos y refrigerios infantiles a 20,617 niños y ha logrado alfabetizar a 7,099
mujeres mediante una metodología innovadora. La experiencia de este programa se
ha plasmado en una Cartilla de Alfabetización publicada en el 2003, que
constituye un aporte al país y es única en su género.
Solidaridad
internacional
Más de 1,055 jóvenes de Canadá, Inglaterra, Alemania, Irlanda, Francia,
Bélgica, Austria, Irlanda, Italia, Suecia, Japón, Paraguay, Suiza, Chile,
Singapur, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos y España, han venido a trabajar
en los poblados de Cañete. Las
universitarias realizan campañas médicas y odontológicas; dan clases sobre nutrición, primeros
auxilios, costura y cocina. A través de
canciones y obras teatrales enseñan
hábitos de higiene y urbanidad.
Los distintos grupos internacionales han financiado refrigerios infantiles,
alimentos y medicinas básicas
para los más necesitados.
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